La bomba de calor obtiene el 75% de su energía del medio ambiente, es decir, mediante el calor del aire, las aguas subterráneas o el suelo. El 25% restante es la electricidad necesaria para su funcionamiento.
El calor extraído se conduce a través de un sistema de tuberías con un refrigerante, lo que hace que este se evapore. Un compresor aumenta aún más la temperatura. En el condensador, este calor se transfiere al circuito de calefacción de su vivienda. Una vez pasado el circuito de calefacción, el vapor llega a un vaso de expansión. Como su nombre indica, aquí el vapor se expande -o descomprime-, se enfría y, finalmente, se licua: lo que permite al refrigerante absorber energía ambiental una y otra vez. Este ingenioso proceso permite a la bomba de calor convertir el calor del aire, de las aguas subterráneas o geotérmico en calor, para que lo disfrutes en tu hogar.